Otro día de limpieza en mi cueva

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10/05/09, como 30/01,
3001.

Viernes, en la mañana.
¿Pensaste en mí? ¿Por qué rayos? Nunca lo haces, o nunca lo dices...
En fin. No importa.
Hay algo que tengo que decirte...
Ay, por Dios, nada sale de mi boca... tiene que ser hoy... ¡Tiene que ser hoy!
El timbre, maldita sea. Otro día perdido...
No. Tienes que ser ahora, o nunca.
¡Oye!...
Volteas.
No me atrevo a mirarte a los ojos, pero debo decírtelo.
... Eres tú.
La confusión se te nota. No te lo esperabas, ¿verdad?
Dios, soy un idiota. ¿Quién esperaría que su mejor amigo fuera más allá para estrellarse con el amor? patético.
No respondas, no digas nada. Me debo formar, adiós.
¿Recuerdas? Yo no recuerdo nada en la transición entre el periodo de entrada y el receso medio para el recreo, salvo mis nervios molestos y un montón de pensamientos, ideas, sentimientos, escenarios que hoy son demasiado ambiguos para describirlos a fondo.
El descanso. Seguro me llevarás a esa plataforma entre los terrenos fértiles de la escuela que ya has hecho tuya... que ya has hecho nuestra.
Sí.
Tengo que hablar contigo.
Claro. Lo sabía.
Quiero que sepas que nada va a cambiar...
¿Qué sentí en ese momento? No lo recuerdo, no lo sé. Quizá nunca lo supe, quizá tampoco cuando lo dijiste pude ponerle nombre a lo que se agolpaba dentro de mi cabeza.
... que seguiremos siendo amigos.
Quizá una confusión horrible. Ese no estar seguro de nada que tan frecuentemente me ataca y saca de quicio a cualquiera que quiera profundizar en mí.
¿Qué sentía? ¿Alivio o desesperanza? ¿Gratitud, o rencor?
Si yo sabía que nunca me dirías otra cosa que no fuera "amigo", "hermano" a lo mucho.
El timbre, de nuevo.
No fue tan rápido, pero eso es lo esencial, lo que alcanzo a reconstruir.
Espera. Léelo en el taller.
Era mi "confesión en prosa".
Apenas ayer la había leído Helena.
Apenas ayer ella te había dicho lo que yo me atreví a confesar hasta hoy... hasta ese viernes 30 de enero.
Otras 3 horribles horas de incertidumbre.
El timbre... ¡Dios, el timbre!
Era de esperarse, me sentía nerviosísimo, como no había dejado de estar en todo el día.
No recuerdo con quien hablabas, o si estabas hablando con alguien... Ya casi todos habían bajado y el grupo estaba donde siempre, tú con ellos.
Te dirigiste a mí...
Y en el gesto más espontáneo que haya visto nunca de ti, me abrazaste.
Y... recargaste tu cabeza en mi hombro, no dejaste siquiera que comprendiera qué pasaba...
¡Dios! ¡Me está abrazando!
Ni siquiera pude corresponder, mover mis manos y esquivar la mochila que llevaba puesta para abrazarte también... Porque eran tantas y tan intensas las cosas que sentía, que si no fuera yo tan preocupado por la opinión pública, tan cerrado, tan introvertido, me habrías visto llorar...
Llorar de felicidad.
Más felicidad que nunca.
¡Me quiere! ¡Dios Santo, me quiere!
Qué hermoso fue aquel día.
3 segundos son mi recuerdo más feliz.
Los 3 segundos más cercanos a ti y al cielo.
Aww... Eres la cosa más linda, ¿sabes?
-Lo sé.

No puedo creerlo. El sólo recordar lo feliz que creí que pude haber sido me hace amarte de nuevo...
y querer con el alma verte otra vez...
Para abrazarte como nunca te he abrazado.

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Yay. Este domingo, aprovechando mi pseudolibertad, me puse a ordenar el desastre que había hecho en mi cuarto últimamente (que no había tenido tiempo de arreglar, con tanto trabajo y examen). Como siempre, me encontré con los testimonios de lo cursi que puedo ser a veces.

Hace un año exactamente escribí eso de arribita. Con una pluma azul a la que al parecer se le acababa la tinta. Y una letra fea en los cuadritos de la libreta de taquimecanografía que casi nunca usé. Diez de mayo, seguramente durante las influenzavacaciones.

En un año pasan muuuuuuuchas cosas. Después de todo, la URSS se cayó en unos meses. Amo mi clase de historia.

Hoy, día de las madres. Corrí -literalmente- a comprarle chocolates a la mía. Una pequeña dedicatoria, un moñito. Improvisación por sobre todo. Pero me salen mejor los improvisados, las personas que quiero lo saben. Un llavero de pastelito, un dibujo de béquer o juana la loca o ulquiorra, un cuento de espejos con una introducción acortazarada.

En fin. Me pareció gracioso encontrar eso un año después y lo publico. Nomás para pasar el rato. Así como está escrito, con algunas correciones ortográficas y supresión de nombres. Lo esencial.

¿A que no es uno empalagosamente tierno cuando se apendeja de esa manera?