Tampico

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De las cosas interesantes que noté durante el viaje:

1. Ríos y arroyos remarcados, subrayados, encerrados entre las líneas del noreste mexicano por el marcatextos divino. Entiéndase, muchos cruces de agua con las orillas aparentemente ensanchadas, los márgenes recién alejados uno del otro a la fuerza. Árboles en su interior tirados. En Nuevo León y en Tamaulipas.
Huellas de Alex.
Asimismo, muchos tramos de carretera en reparación. Ha de ser por lo mismo.

2. Un azul del mar un tanto más turquesa de lo que recordaba de hace dos años. Pero debe ser mi imaginación. Se veía hermoso cuando llegamos, un día de playa. Soleado y sin mucha gente.

3. Menos gente. Quizá por la generalizada creencia de las playas y/o carreteras está todas hechas mierda por el huracán. Yo me incluía en los adeptos a esa creencia. En parte cierta.

4. Medio trotar al malecón del margen del Pánuco con el sol detrás tuyo es divertido.
Medio moverte hasta la playa de la que venías con el sol de frente desde dicho malecón no es divertido. Y te deja la entrepierna con un rojo destellando de ardor.

5. Mi padre se pierde buscando. O en cualquier circunstancia, en realidad. Y calculó su tiempo para llegar al puerto usando fórmulas físicas, lo cual me sacó de onda. Y recuerdo que su calidad de ingeniero lo hace estar familiarizado en cierta medida con la física. Y recuerdo que es un buen maestro de electromecánica, cosa que descubrí al fundir los fusibles de la casa con un socket, o como se escriba.

6. Mucha gente vendiendo en la playa. Pensé que era yo, pero mi madre me lo confirmó. Hay mucha más gente vendiendo cosas en la playa. Trencitas, tatuajes temporales. Jaibas rellenas, empanadas. Pulseras, bolsas. El pelo negro como ninguno, ropa oscura, piel muy morena y una mochila en la espalda. Características generales.
Desempleo. Mucho. El malecón luce triste con esos cinco puestecillos que permanecen. Aunque el día nublado ayudaba con esa postal.

7. Carteles propagandísticos de Rodolfo Torre Cantú. Uno con un moñito negro. Para que vivas mejor, el slogan de la alianza. Se nos fue el candidato. Su hermano ganó con los taches de crayola de votación sobre el nombre del difunto.
Y me pregunto qué habrá sentido y pensado la gente de Tamaulipas aquel 28 de junio.
Y recuerdo la sensación de no-poder-creer-lo-que-me-están-diciendo de cuando iba en el auto de mi mamá tras recogerme ella en la secu, mientras me decía que Marcelo Garza y Garza había sido ejecutado frente a la iglesia de Fátima.

8. El ejército. O la marina, mejor dicho. Desfilando enfrente de la playa mientras trato de tomar una foto a la lluvia observable a lo lejos desde la camioneta de mi padre con dirección al malecón. Me hace recordar a cuando los vi en Garza Sada. O en Colón. O en Lázaro Cárdenas. O en la Carretera. O cateando una bodega por mi la colonia. O en la sopa.
Y el aviso de mi madre, "Guarda el celular, ya ves que no les gusta que les tomen fotos"... Y lo guardo.

9. Tampico es pequeño. O al menos suficientemente pequeño para que un arcoiris salga en el noticiero local.

10. La gente, al menos la de la comunidad mal pavimentada de casas geo cerca de la playa a la que pertenece la de mi madrina, es más amable que en monterrey. Aunque en realidad no es muy difícil encontrar gente más amable que en Monterrey. Por supuesto, es una generalización prejuiciosa. Pero es mi generalización prejuiciosa número 10.

El hecho de escribir cosas más insignificantes y menos literarias en mi blog viene del deseo repentino de escribir algo en mi blog. Que de todos modos el "mi" es constante.
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Mañana a las cinco me voy.
Exacto, puntualidad a la mexicana (como el amor de tequila, tabaco y ron)... con mucha suerte a las siete partimos.
Yo me voy. Con mi familia. A Mataulipas como dijo César, camarada potosino. Desde Narco León, respondo. Unas pequeñas vacaciones nada restauradoras aunque divertidas, espero.

Atentado en Ciudad Juárez deja cinco muertos.
No mames, ¿otro?
[Algún organismo federal] anuncia a cifra de muertes de la guerra contra el narco.
Wikipedia las actualiza seguido. La versión sin .mx de Mecsican Drug Guar siempre tiene la mayor cantidad.
21 mil la última vez. A ver cuántas me dice la pegeerre. O la pegeje. O lo que sea.
Otro funcionario federal deja el cargo.
Ándale, la estampida. Ya se habían tardado.

Primera nota. El curioso video del dichoso atentado con los sellitos repetitivos de canal 5 de Televisa Juárez. Vale, policías... oh, reacciones por la detención de algún cabecilla importante. Ya veo.

Explosivos en su auto. Explosivos en su patrulla. Diez kilos de explosivos en su patrulla. Diez kilos de explosivos en su patrulla detonados a distancia. Diez kilos de explosivos en su patrulla federal detonados a distancia desde un teléfono celular.

Pum. Enfrentito de las cámaras. Pum, con el movimiento accidental y las malas tomas de un accidente cuando nadie espera que pase más. Pum, con humo y cámara agitada y gritos alejados, maldiciones y alarmas de coches. La nota roja perfecta. Pum, enfrentito de las cámaras de Afganistán. De Iraq. De la India. Oriente Medio o más pa´allá. África no, ahí nadie le hace caso a las guerras, están muy pobres para que haya guerra, ¿no?... Camionetas azul y blanco de la Policía federal. Una segunda explosión que dejó herido a nuestro compañero de Televisa Juárez... A distancia... Desde un teléfono celular... Cinco muertos...

Cinco pa´ los 22,800 (dato fresquecito desde la ya citada mecsican drug guar de güiquipedia).
Otros cinco. Pa´ los 19 del centro de rehabilitación. Los doce en la pirámide a media carretera. Los dos de Anáhuac que nadie nunca conoció. La señora que iba a comprar tamales. Los becados del tec. Y los otros veinte mil.

Yo me voy. Vacacionaré en el litoral del golfo. Hasta el jueves y a tirar a la mierda todo. Yo me voy. Aquí les dejo sus problemas a quien quiera ver los noticieros. Su derrame en el Golfo que está más pa´l norte y más pa´allá. Su derrame en el Pilón y El Cuchillo (Pemex no se podía quedar atrás). Su ciudad destruida y sus pretenciones de chingar a su madre como si todo fuera de lego. Su Xochimilco de aguas negras y su Milpa Alta talada. Yo me voy. Su toque de queda autoimpuesto. Sus parques como centros operativos de zetas. Yo me voy a caminar temprano por el mar.

No, no se crean. Mis queridos dos millones de kilómetros cuadrados me acompañan a donde vaya. Voy al frente de batalla. Todita esta tierra olvidada por Dios es campo de batalla. Voy al frente que tiene playa y palapas y basura, eso es todo. Voy a dejar de quejarme un momento, eso sí, pa´ que algo pase y la guerra por obra del espíritu santo se convierta en mariposas bienhechoras.

Yo me voy. No los dejo. Voy al frente de batalla. Pero al que tiene sol y playa. Voy a que si me matan, aunque sea con traje de baño.

El fantasma de las navidades pasadas

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Todo bien, bueno, poderoso y saludable. El momento justo, exacto, la ínfima milésima de segundo correcta en donde se concentraba mi ser, mi vida, mi mundo, todo. Los cuatro puntos cardinales de la rosa apuntando sobre sí, a ese lugar, a ese instante, a ese cubo de hielo en la eternidad. La luz emanando y regresando a su fuente, sin atreverse a desobedecer a su amo y señor, su yo mismo que la devolvía en sus pasos a fundirse en la dualidad con la oscuridad húmeda de una calle en pendiente. Todo perfecto. Armonioso. Bello.

El agua goteando con musicalidad, la del desorden de la lluvia en el desierto olvidado del cielo. Los pasos silenciosos. La cabeza baja. El jugar incesante de posiciones entre tú y yo. Tú atrás, evalúo. No. Yo atrás, evalúo, no, después. Piensa clara y fríamente cada movimiento. La siguiente. El siguiente.

Ya, que de chingaderas nos vamos a dejar. El momento justo es ahora. El más perfecto y especial de mi vida, aquí, aquí seremos uno en el big bang de toda una vida nueva como cada 17 y cada 9 y cada lunes y martes y los siguientes, los siguientes comienzos. Júntate. Cerquita. Yo a ti. El momento justo, el instante perfecto, más que nunca, el que no se podría repetir en ningún otro lugar, el lugar que no podría estar en ningún otro momento...

El puñal por mi espalda, con mi mano, y el big bang te estrella al abismo más profundo y alejado de mí. Y todo se va. And myself is killing me and you... where are you? どこ行きの。。。

Todo blanco. Todo vacío. Todo silencio. Y puedo ver el escarlata brillante de las gotas parsimoniosas bajo mis pasos. Y puedo ver mis sombras en las cosas que no están. Que se van sin irse. Sombras de las sombras de las sombras, una por cada momento que se encadenó a la carrera del abismo. Y puedo sentir el bajo mundo social que no me atrapa más que en sueños de veinte minutos. Y puedo escuchar mis lamentos y las cadenas que no me dejan salirme de mí mismo.

Puedo verlo todo, y más que eso. El escarlata que chorrea y marca sin piedad la misma ruta del bucle de mi vida. El círculo eterno. Espiral. Vorágine. Hacia el centro voy.

Ahí, el agujero negro de mi conciencia.