Rotulado político, ¡feliz día del niño!

Niño. Hoy eres grande. Un treinta de abril a alguien se le ocurrió ponerte día para gastar en bolsitas de dulces, pasteles, música e inflables. ¿Serás feliz hoy? Es de suponerse, no tienes edad para querer esas nimiedades por las cuales mueren otros, situación económica, empleo, educación, contaminación, inseguridad. Sí, serás feliz, como lo eres siempre, con tus tiritas agridulces y paletas de manita y tarro de cerveza, el de la espuma que sabe como dulce pero pica en la lengua, pica rico.

A celebrarte, pues. Arrojemos la casa por la ventana. No hijo, tu casa por la ventana, con el nombre de nuestra, por supuesto. Unas cuantas cuotas por el chilidog, la gelatina, las papas fritas de color blanco y el refresco. Un cuanto presupuesto para llevar bolsas decoradas con propaganda... pues échale dulces de una vez. Un afloje de restricciones, un poco de condescendencia para permitir libertad, diversión, convivencia, festejémoslos que se han esforzado este tiempo en la escuela, hoy es su día y hay que tomarse muchas fotos con la ropa nueva y los globos y los payasos que algunos temen. Feliz día del niño, sí, con una bolsa de dulces. Con una bolsita de dulces.

Al cabo que eres niño y con una bolsa ya la hicimos. Del DIF. Del gobierno municipal. De la misma escuela, sí. Para agradecerte la existencia que exaspera a tantos y tantos maestros, que a pesar de todo te quieren. No para darte clase, dijimos te quieren, no exageremos. Te quieren por calladito. Porque calladito te ves bonito. Calladito haciendo desmadre cuando Profe se va, cuando Miss se va, calladito haciendo boberías, puras boberías, hermosas. Hablando como marinero de cosas que no deberías saber pero sabes. Tú, niño, hoy que seas feliz, gracias por todo, tu día, hoy, pásatela bien, sí. Que hay que agradecerte. Y bien.

Las buenas gracias pagadas por tus padres, gracias a dejar a la maestra con su dedo, su horrible dedo, su gran dedo de uña larga y blanca, arreglada, un delicado anillo, su gran dedo apuntando cada uno de los alvéolos, gracias por dejarla indicar con su gran estatura, más que la tuya que eres minúsculo como un renacuajo, gracias por dejar su voz grave y fuerte y horriblemente molesta, endemoniadamente molesta y molestamente horrible, cada una de tus respuestas, en secreto y en voz alta, cuando la supervisora se va con el más completo sigilo, y tú ignorante, y todos ignorantes, pero unos genios, ignorantes de su genio, por tanto genios como ninguno. Veintitrés, a. Ve-in-ti-tres, aaa. Con cuidado de que no venga. Veinticuatro b. Rapidito. Veinticinco, a. Y veintiseis y veintisiete. Esa es d, veintinueve, deee. Las buenas gracias por mirar sólo su dedo. Y no mirarla a ella. No mirar eso. No mirar nada. No gritar ninguna orden a la maestra que es superior y eso no-se-hace. Tú sólo entiendes, mira qué guapo. Gracias por tragarte, masticarte, rumiarte a ti mismo. Lo que te queda de dignidad, que viene siendo toda si no me equivoco. Lo que te queda, que es mucho, y es difícil que te quepa tanto, mastícala y trágatela y digiérela, cágala, pero calladito hasta que no pase nada. Las buenas gracias, niño. Que no dijiste nada y nada dirás. Niño estúpido, corazón, ¿ya tomaste tu plato? Qué rico le quedó a tu mamá el chilidog.

Gracias, niño. Gracias por permitirnos tanto. Por sonreírnos con esa carita llena de insolencia e inmadurez, o sea, inocencia y ternura. Por darnos gracias por las pelotitas, la comida, los regalos de la rifa o la música de baile, gracias te damos a ti y que la pases bien y hasta el jueves. Gracias que nos das gracias por tanto que te damos, te lo mereces, en serio. Gracias por vernos a nosotros, con odio a veces, pero por ver que te queremos. Gracias por dejar que estos doscientos días se vayan a la mierda. Gracias, en serio. Gracias por ser autodidacta si te interesa, por no reclamar, por se calladito y bonito. Gracias por enojarte conmigo por dejarte sin descanso. Gracias por darme gracias y apreciar lo que te damos, una bolsita, dos, tres hoy que tienes suerte (un sistema educativo mal planeado y mal ejecutado, remedos de maestros con un cinismo olímpico, un país en guerra y una constitución formada bonita y de cristal, reformada con las patas de quien se anima a escribir, esta conciencia del conformismo y el nimodismo, y muchas cosas más que nos debes y que te regalamos de todo corazón) y hasta una pelota azul alcanzas.

No, no, no. Te podrás merecer la bolsita de dulces. Pero un mundo donde las personas no se maten unas a otras, no me lo pidas. Un libro, ¡menos! te tendría que enseñar a leer, chamaco. Una plática seria, acercarme a ti, picarle off a la televisión... me salió exigente el crío este. Al rato te compro un wii y un pastel. Y que seas feliz, hoy, feliz día del niño.

********************************************************

Ya bien sé que carece un tanto de estructura, planeación, composición o cual eufemismo quiera adjudicársele. Pero sería bueno publicar el día del niño en el día del niño. Así como sale de mi más infantil recoveco.

Felipe cumple años hoy, y oh Dios, el martes tengo POI y examen de mate. Mierda.

0 comentarios:

Publicar un comentario