De México y para ti

Mañana será el gran día. Un gran reto para mí, el participar en esta Olimpiada de Historia, a nivel nacional, por primera vez.

He de demostrar mi capacidad al luchar con palabras y con argumentos, a pelear la historia como lo que es, como lo que fue y será, la precaria explicación de una realidad que nadie consigue vislumbrar como tal. Historia de México he de conocer para triunfar de nuevo, más que por un premio o el reconocimiento, por la comprensión que cada vez se aleja más. ¿Qué es este mundo distante? ¿Quiénes y por qué son estas personas? ¿Qué buscan, qué piensan, de dónde vienen y a dónde van? ¿Quiénes son los mexicanos, quiénes somos, qué es la mexicanidad

Octavio Paz, Alan Ryding, Eloy Urroz, no hacen más que alejarme y quererme acercar como nadie a esta gente en la que estoy dentro, a este país que tanto se puede llegar a detestar y en el que tan inmerso se puede estar. Paz sigue su historia y las mentes colectivas pero tan individuales que sorprende, de la gente de la historia, de la gente que la padeció y así la hizo. 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y a todo esto, ¿Dónde estamos? De nuevo y como siempre, ¿Qué es México? ¿Quién lo podría decir? Tenemos miles de años de historia, miles de kilómetros de extensión, miles de personas diferentes pero mexicanas, en las cuales encontrar a este país consumido por sí mismo y por los demás, que se esfuerza, precariamente, por adaptarse ya tarde y demasiado lento, a un mundo no menos perdido que él. 

México, he de demostrar cuánto te conozco y así cuántas dudas tengo sobre ti y tu realidad, sobre la realidad de cada uno de los 107 millones de mundos que te pertenecen... No, a los cuales perteneces. Dudas que se multiplican cada vez que sé algo más de ti, superficial o profundo, bueno o malo.

Nuestros símbolos te distinguen con honor ante el mundo: de la bandera, el escudo y el himno más hermosos sobre la tierra. Una bandera que habla al mismo tiempo de guerra y de paz, de libertad y de sangre, de heroísmo y cobardía. Una bandera que no puede representar más que a México y a su historia, llena de mil realidades diferentes inexplicables con nombres y apellidos, con fechas o lugares, con batallas o tratados; un escudo que proviene de la más profunda y antigua concepción de divinidad que se contradice superficialmente y se enriquece en lo hondo con el catolicismo reinante en ti; un himno que habla de guerra, de orgullo, de honor y lealtad, en vez de libertad, justicia, vida y amor. México, eres grandioso... pero como gran nación que eres, como construcción humana, es tan fácil detestarte tanto... Tus sucias instituciones, tu riqueza natural y tu gente corrupta que mira atrás sin caminar adelante, tu pintoresco paisaje y las variadas formas de vida que hay en ti, las milenarias culturas atrapadas, protegidas por sí mismas en lo alto y la metropolitana gente que lucha por dejarte atrás aunque estés en ellos. 

México, resumo: te quiero conocer porque te quiero, y porque te quiero te detesto, por el gran país que eres, por la construcción humana que terminas siendo al igual que todo sobre este mundo solitario e infeliz, sobre este laberinto en el que eres parte de las más engañosas encrucijadas sin final.

México: Soy tuyo y del mundo, por que tengo la firme voluntad de que seas mío, y el mundo entero contigo.

0 comentarios:

Publicar un comentario